Bastián Baltasar Bux no pudo aguantar la intriga que sintió al contemplar la portada de La historia interminable, con sus dos serpientes en relieve mordiéndose mutuamente la cola formando un óvalo. Se escondió en un desván del colegio —cuando tenía que haber estado en clase— para leer el libro, pues le atraía como los planetas se atraen unos a otros. Descubrió el mundo de Fantasía y a su monarca, la niña emperatriz. Tanto la reina como el mundo habían contraído una enfermedad que los estaba matando poco a poco. Atreyu, un joven de la misma edad de Bastián, fue el elegido por La niña de los ojos dorados para buscar el remedio que acabara con la terrible enfermedad de la nada. Atreyu recibió su misión en la ciudad desde donde la emperatriz gobernaba, La Torre de Marfil. De ella partió en busca de la cura, cosa que consiguió aun sin darse cuenta. Sus aventuras le proporcionaron a Bastián la ilusión y la capacidad imaginativa tan necesaria, haciendo que este tomara el papel de creador —o, dicho de otro modo, papel de escritor—y le diera un nuevo nombre a la niña monarca. De este modo, Bastián pasó a convertirse en el nuevo señor y arquitecto del mundo de Fantasía.
En nuestra Torre de Marfil, en cambio, no existe ninguna reina que nos gobierne o nos proponga misiones para salvar el mundo. Más quisiéramos algunos. Sin embargo, sí que tomaremos el papel de Atreyu, pues viviremos o al menos contaremos aventuras dignas de ser leídas. Aventuras que devuelvan la ilusión y el interés a aquellos lectores desencantados. Nosotros apostamos por la literatura y, más concretamente, por la escritura. Subiremos a nuestro torreón a dar nombre a una y a mil niñas emperatrices con tal de crear historias, cuentos y relatos capaces de inspirar, capaces de sacar una sonrisa o capaces de hacer temblar de miedo. Nos aislaremos entre sus muros con la hoja en blanco como único acompañante. La rellenaremos con aquello que más nos haga vibrar para luego compartirla con todos los Bastianes de la Tierra. Porque en la vida debemos elegir entre ser Atreyu e inspirar al mundo, o ser Bastián y aprender a crearlo. Nosotros, aquí, intentaremos ser ambos.
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